sábado, 6 de octubre de 2012

Camerún en Madrid

El 22 de diciembre de 2011, en el vuelo de Casablanca a Madrid regresando de Camerún, escribimos:

Nos volvemos a casa. ¿A casa? ¿A qué casa? A nuestra antigua casa a empezar una nueva vida. Hoy solo sentimos tristeza por lo que estamos dejando atrás; esperamos sentir pronto la ilusión de los nuevos sueños.

Dejamos atrás un hogar, una familia, unos amigos y una ciudad que nos ha hecho muy felices. Dos años y medio de miedos, aventuras, experiencias, alegrías y tristezas, que probablemente nos hayan cambiado más de lo que imaginamos.

El retorno no será fácil, pero seguiremos el consejo que Diego Dussuel nos dio al despedirnos en el Bunker: "Disfrutad de los placeres de España".

Han pasado más de nueve meses y tenemos la sensación de haberlo hecho lo mejor que hemos podido. Como pronosticábamos, la vuelta no fue nada fácil, pero seguir escribiendo el blog nos ayudó a sentirnos todavía un poco en Camerún. En realidad, no solo el blog, sino millones de recuerdos traídos en las maletas y en los ojos. 

Los motivos cameruneses inundaron la casa

La adaptación a la vida europea fue complicada, pues todo nos recordaba demasiado a nuestras aventuras en Yaundé. Por ejemplo, el día que llegamos a Madrid no teníamos luz en casa, como en Camerún, y nuestros teléfonos no funcionaban y tuvimos que ir a un call-box a la española (¡y lo que nos costó encontrar una cabina!). 

A dos velas

Las visitas de amigos, los emails, las fotos, las conversaciones por skype, los mimos de Lili y los guisos cameruneses de Hortense, ayudaron a hacer esta rentrée un poco más agradable.

Haciendo turismo con Hortense
Jugando con Lili en la terraza
Comiendo pistache con couscous de maiz

Nos quedan mil historias por contar, mil sitios que enseñaros y mil recuerdos que escribir, y supongo que de vez en cuando lo iremos haciendo, pero con mucha menos frecuencia. Ahora estamos preparando las maletas para otro lugar. Un lugar al que quizás nunca iríamos sin la precedente experiencia camerunesa. Estos años en África han cambiado mucho nuestra forma de ver la vida (bueno, Vanessa, ya apuntaba maneras), nos hemos dado cuenta de lo grande que es el mundo y de las ganas que tenemos de descubrirlo y de vivirlo.

Yaoundé -> Madrid -> Santiago de Chile

Sin todas las aventuras camerunesas, seguramente nunca me hubiese liado la manta a la cabeza para acabar en la otra parte del mundo. Y ahora, miradme, acá estoy, en Santiago de Chile, empezando una nueva vida y esperando ansioso que lleguen mi polola y Liliana para comenzar un nuevo blog.


Muchísimas gracias por habernos acompañado en estas aventuras.

martes, 2 de octubre de 2012

De nuevo en la ciudad

Lunes 12 de diciembre: Bertua - Yaundé

Esta última noche del viaje dormimos poco, ya que nos levantamos a las 6 para llegar a Yaundé a una hora prudente, pues Clara hoy tiene que trabajar. Todo en Bertua está cerrado así que comenzamos el viaje con el estómago vacío y hasta que no llevamos un buen rato de viaje no paramos en un pueblo a comprar beignets recién hechos.

Beignets, el típico desayuno camerunés

Cuando llegamos a Yaundé tenemos que cruzarla entera pues la embajada está justo en el otro extremo de la ciudad. Después, nos vamos quedando cada uno en su casa y Carlos, Vanessa, Ana e Iván se van a negociar con el dueño de la furgoneta para pagarle menos de lo acordado porque no era 4x4 como él nos había dicho. ¡Están muy metidos en la cultura camerunesa! Negocian con todo el mundo todo el tiempo.
¡De nuevo en la civilización!

Según llegamos a casa, lo primero que hacemos es darnos una buena ducha durante un largo rato porque no hay manera de quitarnos todo el polvo rojo que llevamos encima.Y una vez que estamos listos, nos vamos a comer. Como es el último día, los anfitriones nos llevan a un sitio típico de comida camerunesa, donde podemos probar diversos platos, entre ellos el ndolé (una especie de espinacas con cacahuetes y algo de carne).

Ndolé con plantain frite

De aquí vamos al mercado de artesanía y después de ir pasando por muchos puestos y mucho regateo hacemos las compras necesarias. Volvemos a casa para hacer las maletas y aún tenemos tiempo de tomar la última cerveza y despedirnos de todos nuestros compañeros de viaje y de fatigas. C'est fini!