Hoy tenemos de nuevo una etapa
maratoniana de
furgoneta hasta Bertua. Recogemos todo y preparamos el
equipaje, las tiendas y empezamos nuestra
pequeña tortura. A las 7 ya estamos
en carretera, hacemos una parada para repostar gasolina (en medio de ninguna parte) y enterarnos del
resultado del
Madrid - Barça de la noche anterior; 1-3 para el Barça siempre es
una buena noticia aunque estemos perdidos en medio de África.
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Repostando al alba en una gasolinera muy rural |
Un poco más adelante, nos paramos de nuevo. Esta vez para entregar la comida que nos ha sobrado a uno de los muchos pueblos pigmeos que vemos por el camino. Se bajan Vanessa, Iván e Irene y, siguiendo el protocolo, van a hablar con el jefe del pueblo y le hacen entrega de las bolsas.
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La delegación que se acerca a hablar con el jefe pigmeo |
Continuamos hacia la primera meta que tenemos que alcanzar
hoy:
Yokadouma. A las 11 de la mañana llegamos, llenamos el depósito la
furgoneta, aprovechamos para ir al baño que hay en la gasolinera y nos comemos
un merecido bocadillo con una coca cola.
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Un alto en el camino |
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Gasolinera de Yokadouma |
El viaje continúa y vamos pasando pueblo tra pueblo por las polvorientas pistas que nos llevan a
Bertua.
Pasamos el rato en la furgoneta conmplando el paisaje, contando historias de amor y haciéndonos fotos y vídeos para dejar constancia de todo el polvo que tragamos.
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Todos con polvo hasta en las pestañas |
Se hace de noche a las 18h y todavía nos quedan muchos kilómetros por delante...
Llegamos a Bertua a las 21h,
14 horas después de haber salido del campamento, y decidimos ir directamente a cenar a una restaurante que conocen de otra visita y de cuyas
tripas llevan todo el viaje hablando. Iván y Miguel son los únicos que se atreven con esa
delicatessen, el resto optamos por algo más sencillo, pero que después de una semana en la selva nos parece un manjar:
un filete con patatas fritas. No sé cómo nos dejan entrar en el restaurante, llevamos tanto polvo encima que luego en las fotos asusta.