La vuelta al cole

Volver al trabajo diario está siendo duro y por eso hemos dejado un poco apartado el blog esta semana. Sí, es Coque el que escribe está entrada y sí, es él el que ha comenzado a trabajar.

Casi sin planteármelo he iniciado una aventura en el colegio Jesús-María en el barrio de Simbock. De momento no de profesor, aunque todo se verá, sino en la secretaría del centro. Tres de las cuatro personas encargadas de los temas administrativos están de baja, así que me pidieron que les echase una mano. La verdad es que ambas partes estamos encantados. A mí me sirve para estar más activo y a ellas para poder continuar con la vida diaria de la escuela. De momento en el colegio sólo hay dos cursos, con unos 150 alumnos, pero están ampliándolo para aumentar el número de clases y así abarcar toda la secundaria.

Una de las mejores cosas de esta nueva aventura, es el viaje de una hora que me pego cada día para llegar al cole. Tengo que coger dos taxis, el primero de Nlongkak a la Poste y el segundo hasta Mendong-Tradex, y una vez allí cojo una moto, para poder acceder por la pista de tierra a l´ècole.

La semana pasada fue la fiesta de la fundadora de la congregación y preparamos unos juegos para todos los niños, desde sudokus y bailes hasta adivinanzas y deportes. Sin lugar a dudas, lo que más éxito tuvo fueron las estatuas humanas.

Por otra parte, sigo adelante con mis proyectos de difusor del español. En el centro cultural (CCE), empezamos el club de lectura con Viaje a la Alcarria, las reuniones las estoy ilustrando con unos folletos que cogí de la oficina de turismo y en los que todavía puede leerse el mítico: “Guadalajara, qué guapa es”. Además, me he unido al club de español para estudiantes y profesores que han organizado mis amigas Teresianas, Elia e Izaskun.

Por último, espero respuesta de ISF para ayudarles en sus proyectos de ingeniería.

Sin comerlo ni beberlo, me he convertido en cooperante, voluntario, coordinador, difusor y autónomo.

¡Aquí estoy dispuesto a todo!