viernes, 25 de febrero de 2011

Vacaciones en el mar

Hay lugares donde siempre apetece volver y uno de ellos es Limbé, ciudad costera en la zona anglófona de Camerún, donde conocimos al gato Micio. Igual que el año pasado, aprovechamos el puente de la Juventud para irnos a la playa. Mismas fechas, mismo destino, pero un equipo diferente para vivir nuevas aventuras.


La primera de ellas fue la de llegar hasta nuestro destino. En esta ocasión confiamos en el transporte público al descubrir que el jueves a las 14h salía un autobús a Limbé. Todo parecía perfecto: autobús grande, a la hora que nos convenía y directo. Pero Camerún volvió a hacer de las suyas. El autobús no era tan bueno como pensábamos, de hecho cuando comenzó a llover tuvimos que ponernos los chubasqueros porque llovía fuera y dentro. Tampoco era directo, pues se metió por el centro de Duala a las 18h, el peor momento del día, y no salimos de la ciudad hasta las 20h, del tráfico que había. Al final llegamos a las 22h a Limbé. Ocho horas de autobús para recorrer 320 kilómetros.

Finalmente el momento cerveza (al lado del mar) llegó y se nos olvidó el traqueteo, la lluvia y el infierno de Duala.


Esta vez no teníamos anfitriones que nos acogiésen, pero encontramos el "hotel de los pajaritos", un club de observadores de pájaros, dentro del jardín botánico, muy muy recomendable.


El viernes nos regalamos un merecido día de rélax en las playas de arena negra (por su origen volcánico). Chapoteos, paseos y partidas de mus en un lugar increíble y con una compañía bastante particular: un grupo de malayos celebrando una fiesta y 3 libaneses observando el panorama.

Por la tarde, nos dimos la típica vuelta por el paseo marítimo, atestado de jóvenes celebrando su Día y disfrutando del pescado local.


El sábado decidimos aventurarnos a la selva y repetir el paseo del año pasado. Contratamos a un guía (de unos 12 años) y con él vinieron sus hermanas, con falda de tubo y chanclas, para ir hasta el lago-cráter. Este año, no nos acompañó (afortunadamente) la lluvia ni tuvimos que negociar con el jefe del pueblo, sin embargo tuvimos una sorpresa algo menos agradable ya que a mitad de camino nuestro guía nos avisó de que últimamente había militares por la zona y que podría ser complicado llegar al lago. 


Tras un primer encuentro con un grupo con metralletas colgando, llegamos al campamento. Les explicamos nuestras inocentes intenciones, pero no nos dejaron pasar. Su tajante "no" unido al exceso de armamento, nos hizo desistir y darnos la vuelta. Fue entonces cuando apareció la figura de Tamajón, el negociador. El tío consiguió que nos dejaran subir al lago escoltados por dos soldados.




El resto de la excursión fue tranquila, entre risas y recuerdos de los malos momentos pasados con los militares. Esta historia le recordó a Dene, la guerrillera su experiencia en México buscando a los zapatistas.


La excursión además sirvió para conocer a Richard, el mejor taxista de Limbé, que volvió a recogernos al pueblo de la excursión con una caja de cervecitas frescas (esto también promovido por Tamajón). 


El resto del fin de semana se completó con más playa, más pescado y el relax de estar en un sitio increíble y tranquilo.


La vuelta fue menos cansada y con el autobús VIP desde Duala conseguimos ahorrarnos unas horitas de viaje y ganar algo de comodidad.

2 comentarios:

  1. Que sitio tan bonito Limbe, habra que anotarlo.Gracias por contarnos siempre de forma tan amena la vida en Camerun.Muchos saludos
    Paty

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  2. ¡Qué alegría recibir noticias tuyas Paty! Muchas gracias por seguirnos desde el inicio y ser una incondicional de nuestro blog. Un beso enorme.

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