sábado, 21 de julio de 2012

Perdidos en el paraíso

Sábado 3 de diciembre: en busca de las tortugas marinas
En Camerún amanece a las 6 de la mañana, lo que hace que Raquel se despierte más pronto de lo que a ella le gustaría, aunque no le importa porque se relaja disfrutando del sonido de las olas. Sin embargo (cuánto daño hacen las películas de Antena 3), de repente empieza a pensar que si detectara una ausencia prolongada de las mismas sería signo inequívoco de que se acerca un Tsunami.

playa de Kribi
En esta maravillosa playa nos dimos el primer baño del día
La vegetación llegaba hasta el mar

No pudiendo soportar la angustia, despierta a Jaime y se dan un baño matutino. La playa es para nosotros, buena temperatura y baja salinidad del agua, aunque un poco turbia, debido al aporte de sedimentos por parte de los numerosos ríos de la zona, pero perfecta para lavarse la cara por la mañana. Ahora podemos maravillarnos de lo paradisiaco del sitio al que nos han traído Coque y Vanessa.
El hotel, en primerísima línea de playa
Ambos se nos unen en el baño matutino y después tomamos un desayuno en la terraza del hotel. Con mucha pena levantamos el campamento en busca de nuevas aventuras

Jaime y Raquel, los nuevos blogueros
De camino a les Chûtes de la Lobé
Los lagartos de la playa

Empezamos la caminata hasta la Lobé por unas playas espectaculares. Disfrutamos y hacemos fotos de fauna, flora y paisajes. Al llegar nos maravillamos con las únicas cascadas (se supone del mundo) que caen sobre el mar. Nos damos un baño y nos sorprende lo dulce del agua en esta zona. Caminamos casi hasta la desembocadura pero es el final de la época de lluvias y el río baja con bastante fuerza, por lo que no podemos acceder hasta ellas.

Las cascadas de la Lobé en época de lluvias
Santi no tarda en llegar con el taxista que nos llevará hasta Ebodjé (en la frontera con Guinea Ecuatorial). La única parada del viaje la realizamos en Grand Batanga, un pequeño pueblo donde compramos algo de agua y hacemos una reserva para comer el domingo en la playa. Después de casi 45 minutos llegamos al pueblo llenos de polvo y vamos directos al centro de interpretación de las tortugas. Mientras los francoparlantes hacen las gestiones de alojamiento y patrulla nocturna, nosotros alucinamos con una niña cargada con una caja de Don Simón.

Control en Grand Batanga
El vino Don Simón que llega de Guinea Ecuatorial
Félix y su séquito nos acompañan a la casa donde vamos a pasar la noche y, una vez instalados, nos vamos a conocer el pueblo y a darnos un baño a una playa aún más paradisiaca. La aldea la componen unas cuantas casas familiares, vemos a las mamás preparando la comida y a Raquel le desagrada lo sucio que está el entorno. A la vuelta nos damos cuenta de que el suelo de la playa se mueve, pero no es la arena, sino millones de cangrejos blancos y rojos que salen de sus agujeros a la puesta de sol.

Ecoturismo en Ebodjé
Playa de Ebodjé
Vanessa con los hermanos Moranchel en la playa de Ebodjé
Cuando ya ha anochecido, aparecen algunas mamás con nuestra la cena y cenamos a la luz de los candiles, en la playa, debajo de las palmeras. Cuando acabamos de cenar, le cedemos la mesa a los “Torrentes”, otro grupo de españoles, médicos, que han venido unas semanas a trabajar en un hospital de una ONG española y a los que Santi ha organizado el viaje para ver tortugas. Mientras esperamos a que llegue la hora de comenzar la patrulla nos acercamos al bar del pueblo a tomar algo. 

Poniendo la mesa para cenar
Los patrulleros en el bar de Ebodjé cogiendo fuerzas

De vuelta a la casa aparecen Félix y el becario, que nos acompañarán en la patrulla. Desde España hemos venido preparados para la ocasión ya que la última vez que estuvieron Coque y Vanessa, sólo contaban con la luz de los móviles, así que hemso traido tres frontales y varias linternas. Pero hay una luna llena increíble que ilumina toda la playa y casi no hacen falta. Andamos y andamos por la arena más de una hora, pero no tenemos suerte y lo único que vemos son miles de cangrejos y el rastro de una tortuga que ha desovado. Cansados del paseo y tristes por la patrulla fallida, volvemos a la casa a descansar. Raquel está un poco histérica por los "bicharracos" que aparecen por las paredes y los suelos... Por la noche llueve, Jaime pensaba que había diluviado, pero el ruido del techo de chapa lo tenía engañado. 

Preparados para la patrulla nocturna
Patrullando la playa en busca de tortugas marinas

* Raquel es ingeniera de montes, de ahí el vocabulario técnico de esta entrada.

4 comentarios:

  1. Oye, que tampoco veo unos tecnicismos taaaan abusivos, jajaja

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    1. Es broma!! solo es un truco para conseguir algún comentario!! ;)

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  2. ¿Cómo que no?... Mira que hemos leído en el blog ya varias veces esta excursión y nadie nos había informado todavía de la "baja salinidad del agua" (¡¡no debí de beber yo mucha, pues ni me enteré!!) y de que la razón de que esté turbia sea por el "aporte de sedimentos por parte de los numerosos ríos de la zona"...
    alicia

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    1. Jajaja, la verdad es que visto así... Debe ser deformación profesional, porque ni lo había detectado... Que raro hablo!

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