miércoles, 31 de agosto de 2011

Fiesta de cumpleaños en imágenes

Nacer el 15 de agosto tiene ventajas e inconvenientes. La ventaja está clara: ¡estás de vacaciones! pero no solo tú, sino todos los invitados a tu fiesta. Sin embargo este año, dado que en Camerún agosto es más invierno que verano, nadie me ha puesto por excusa que está celebrando Ferragosto en la playa, y todos acudieron a la barbacoa que organizamos en el patio de los Matteos.

No éramos muchos, pero sí los suficientes para pasar una noche realmente muy divertida. La alineación estaba clara:
    • Vanessa, compañera inseparable del cumpleañero
    • Albert, maestro incendiario de ceremonias
    • Cristina, antropóloga mborora buscando escarificaciones
    • Matteo Pagani, anfitrión detallista por excelencia
    • Matteo de Vale, anfitrión motorista
    • Boris, actor cómico y pinche
    • Pablo, contrabandista de rón-café
    • Serginho, chef inmejorable con su salsa secreta
    • Coque, homenajeado 
1.- Preparativos y verificación de las cantidades de carne y vino comprados
2.- Preparar el fuego, siempre con buen material
3.- Siempre hay alguién que se consigue escaquear
4.- El fuego se demoró un poco más de lo habitual
5.- La comida, como siempre copiosa y calentita...
6.- Menudo festín, con Maggi incluido
7.- Acompañado de nuestro vino chileno preferido (sobre todo por el tamaño)
8.- Y de otro no tan favorito pero sí peleón
9.- Foto de familia
10.- Luces de navidad que sirven también para cumpleaños o fiestas varias
11.- No podían faltar las velas, 34 para quien se lo esté preguntando
12.- A falta de tarta, buenas son unas galletas con chocolate
13.- ¿Fin de fiesta?

martes, 30 de agosto de 2011

Yo tenía una granja en África...


En agosto si no vas a la playa al menos tienes que ir al pueblo. Como Arbancón y Auñón nos pillan un poco lejos, aceptamos la invitación de Hortense para conocer su village, Bayangam, y descubrir por fin de dónde salen los cacahuetes.

La casa está en medio de la nada, pero se puede llegar hasta la puerta en coche

Salimos el sábado tras tres horas de espera para completar el autobús que nos llevaría al oeste. A parte de los 70 asientos oficiales, faltaban los que viajaron en el pasillo y el porte de un transformador (que muchos pensaban que era una bomba) encajado en el hueco de la escalerilla trasera del autobús. El viaje, previsto para cuatro horas, duró finalmente cerca de seis, con pequeña avería incluida. Finalmente llegamos a Bayangam y conocimos al resto de la familia de Hortense.

Hortense y sus dos hijas
El mes de agosto está siendo fresco y en el oeste más aún. Así que nuestra pequeña estancia en el pueblo nos refrescó en todos los sentidos y nos sirvió para desconectar. La casa de la familia está muy bien preparada para la vida moderna, faltan los acabados, pero no la tele ni el DVD (donde nos hartamos de ver capítulos de Marimar, telenovela protagonizada por Thalía, doblada al francés, muy de moda en Camerún). Lo importante es tener las paredes, el tejado y las puertas, el resto puede esperar. De aquí a unos años pondrán el suelo y el techo y quedará una casita de lujo. 


El domingo estábamos preparados para trabajar en el campo. Tras ir a buscar más de 200 litros de agua y desayunar, nos pusimos manos a la obra con los cacahuetes. Nos explicaron la técnica y con los hijos estuvimos descubriendo los secretos de los arachides. 


Por la tarde fuimos a una celebración familiar, otra más para añadir a nuestra lista. En este caso, concedían al primo el honor (y también la responsabilidad) de sentarse en su silla. Esto significa que ya es un hombre hecho y derecho y que puede mantener a su familia (cercana y lejana). La ceremonia se celebró en la casa de un notable del pueblo, pero llegamos un poco tarde, todo había pasado y sólo pudimos asistir a la comida de celebración.

Las cazuelas en la casa del notable
Aquí queda constancia de nuestra aventura en Bayangam a la espera de la recolección del año que viene. De momento Hortense pasará algún tiempo en España, se va a estudiar a Salamanca, así que nuestro próximo encuentro será en la capital charra.

lunes, 22 de agosto de 2011

Sábados de barbacoa

El mes de agosto en Yaundé, con la mayor parte de nuestros amigos de vacaciones y con un tiempo gris y lluvioso, no se parece nada al típico mes veraniego español de playa y fiestas de los pueblos. Si bien, no nos hemos quedado sin comer pinchitos de feria porque el evento de moda de este mes es la barbacoa. Ya sea en jardines, patios o terrazas, cada fin de semana un anfitrión diferente nos invita a degustar carne a la brasa.


Una de las primeras de la temporada tuvo lugar en casa de Rohan. Como buen inglés nos citó a las 12:00, y como buenos españoles e italianos llegamos una hora y media más tarde, y aún así fuimos los primeros. Había un montón de comida, eso sí, sin hacer, porque no había ni carbón ni barbacoa. Nos dimos cuenta entonces de que la jornada iba a ser larga, pero no esperábamos que fuese a ser tan entretenida.


Viendo que aquello no avanzaba, los verdaderos expertos de la BBQ entraron en acción. Lo primero fue ir a buscar a casa una barbacoa y encender el fuego lo antes posible. Sin perder de vista ni las brasas ni la cerveza resolvieron la situación y todos pudimos disfrutar de las brochetas y el pescado, a la hora de la merienda, eso sí.


La jornada no parecía tener fin y seguimos en la barbacoa de Rohan hasta que el sol se fue. Unas cuantas cervezas y botellas de vino después nos despedimos del anfitrión y empalmamos con la fiesta de despedida de Iván y Clara (con karaoke incluido). De ese evento no tenemos fotos pero seguro que más adelante saldrán a la luz.

Rohan, anfitrión de la fiesta

martes, 16 de agosto de 2011

¡Valientes en general!

Las aventuras en el Sur sólo fueron el inicio del viaje. Después de salvar a las tortugas, los aventureros partieron a salvar a los chimpancés. Todavía quedaban unos días por delante para disfrutar de otras regiones de Camerún: Litoral y Oeste.


Cambiamos las motos por el coche de nuestro taxita favorito: Vincent y emprendimos el camino a Edea y de allí por una pista en mitad de plantaciones a Pongo Songo, un santario de chimpancés en unas islas en el río Sanaga, el río más importante de Camerún. Es un proyecto de la ONG francesa Papaye-France para la preservación de los chimpancés, que atrae además a bastantes turistas, como es el caso.


Lo curioso es que los chimpancés no son tan tranquilos como los pintan y a más de uno le dieron un pequeño susto. Aún así, pasamos un buen rato con ellos, pero decidimos dar por concluida nuestra experiencia con animales cameruneses. 

Después tocaba un poco de civilización: Duala, donde hicimos la visita cultural del viaje al centro de arte contemporáneo doaual'art. La princesa Marilyn, directora del centro, nos enseñó la exposión en curso y nos explicó el proyecto de este laboratorio experimental, caso raro en África, haciendo las delicias de las culturetas.

las dos culturetas haciéndose las interesantes

Tras el descanso en la misión católica de Duala, partimos rumbo a Nkongsamba y Melong para visitar las cataratas de Ekom Nkam (donde se rodó Greystoke). Estuvimos allí también en semana santa, pero ahora, en plena época de lluvias, el caudal era mucho mayor y menos mal que el propio Tarzán apareció para ayudar a las doncellas porque la senda para acercarse hasta las cascadas era casi impracticable por el barro y la pendiente.


Después de esta aventura, continúamos nuestro camino, no sin antes hacer un alto en Kekem, donde cuentan que se comen los mejores pinchitos de Camerún.

  

Dejamos atrás el Litorial con sus inmensas plantaciones de cacao, café, plátanos y papayas y nos adentramos en el montañoso y frío Oeste, con parada obligatoria en Baham, el pueblo de Vincent. Allí estuvimos visitando a su familia: su padre, su madre y algunas de las otras esposas del padre. Y concluimos la jornada en Bandjoun, en casa de Pablo, cada día más mejorada y con más animales (incluyendo un mono -Tito, Tito, Tito- y dos cocodrilos).

Vincent y su padre

Al día siguiente tocaba descubrir Foumban, uno de nuestros sitios favoritos. Es uno de los pocos pueblos cameruneses que tiene lo que podemos considerar un centro histórico, con el palacio del sultán, el mercado y la mezquita. Tras la última visita en la fiesta del Nguon, ahora pudimos hacer algo de turismo e ir al museo, al mercado e incluso hacer algunas compritas en el centro artesanal.

palacio del sultán
comprando artesanía

Las aventuras continuaban... Era de noche, llovía a cántaros y no encontrábamos dónde dormir. Después de preguntar en varios sitios que mejor no describir, discutir con unos y con otros, al final salimos de Foumban y fuimos al Baba Hotel, un sitio muy recomendable, pero donde no tenían cervezas. ¡¡Crisis!! Menos mal que un señor muy amable se ofreció a ir al pueblo a buscarnos unas y así pudimos echarnos unas cuantas escobas con nuestras birras acompañadas de cacahuetes en una recepción de hotel donde no pararon de pasar cosas extrañas, incluyendo la visita de mafiosos. Pero esas son historias para contar tomando unas cañas.



Al día siguiente volvimos a Foumban para intentar ver al sultán. Era viernes, el día en que su majestad acostumbra a acudir a rezar a la mezquita. Suele salir a medidodía, pero nunca se sabe, depende de si está en el pueblo, si está cansado, si llueve... Preguntamos, pero las informaciones no eran claras y nadie nos aseguraba que pudiésemos verlo. Aún así, confiamos en la suerte que nos había acompañado todo el viaje y allí nos quedamos. A las 12.30 salió con su séquito medieval y pudimos comprobar la importancia que el pueblo bamoun otorga a su jefe. Y como colofón, nos encontramos con nuestro amigo del mercado artesanal vestido de gala.

el sultán con su séquito camino de la mezquita
no es el sultán, pero lo parece

Tras salir de Foumban y poner dirección a Yaundé, hicimos una nueva parada en Bandjoun, esta vez para visitar la impresionante chefferie. No estuvimos mucho rato, pues nos quedaba bastante camino por delante y queríamos hacer la parada de rigor en Makenené, para comer un poco de soya con plantain. Coincidimos además con Clara e Iván a mitad de camino e hicimos otra paradita para intercambiar información de Foumban y despedirnos. 

chefferie de Bandjoun
encuentro en el camino

Tan sólo quedaba preparar las maletas, recoger los modelos de la costurera, hacer las últimas compras y celebrar el 30 cumpleaños de Dani con una barbacoa Chez Matteo's. La fiesta no defraudó y continuó en Essos hasta la salida del avión. 

Muchas gracias por venir a visitarnos, ¡todo fue muy intenso!

domingo, 7 de agosto de 2011

¡Valientes en Grand Batanga!

Tras los primeros días en Yaundé, nos dispusimos a empezar la aventura fuera de la capital y qué mejor manera de hacerlo que comenzando por las playas de Kribi y con Clara e Iván como compañeros de viaje.


Tras cuatro horas en coche y unas cuantas biodraminas, llegamos a la playa. Preparados para un finde de relax antes del inicio de la semana de viaje para Vanessa, Dani y Diana. El resto del equipo volvería a Yaundé el domingo. Aún así, a todos nos dio tiempo a descubrir lugares nuevos y a los que se quedaron un poco más a disfrutar de un inolvidable día en moto.


Amaneció soleado (cosa extraña en esta época del año), así que aprovechamos para dar el clásico paseo de todo el día por la playa hasta las Chutes de la Lobé con baños, fotos y las merecidamente famosas gambas a la kribienne (con el delicioso fruto del pan) en un chiringuito de la playa. Para cenar fuimos fieles al cangrejo a la brasa Chez Samy, antes de la salida nocturna con Santiago, el de Kribi. Un español muy simpático que lleva varios meses allí y es un contacto perfecto para conocer qué hay que hacer y dónde hay que ir.


Nos aconsejó que el domingo continuásemos por la pista hacia el sur. Y así lo hicimos, nos aventuramos y llegamos a Grand Batanga, un pueblecito a quince minutos de Kribi que conserva una encanto increíble y donde disfrutamos de un verdadero día de playa. Que algunos (los que nos quedamos) pudimos prolongar a tarde y noche playeras con Santi y las españolas del hospital de Ebomé (de la ong Lanzarote Help).


Pasamos un fantástico fin de semana, pero sin duda lo mejor de la estancia en la región del Sur quedó reservado a los tres valientes que con sus motos alquiladas recorrieron 50 km por pista, a ratos al lado del mar y a ratos en medio de la selva ecuatorial, hasta llegar a Ebodjé (el pueblo de las tortugas), a apenas unos kilómetros de la frontera con Guinea. Quimi y Valle en una moto y Vanessa acompañada por el guía-conductor.


Allí pudimos ver un sencillo y bonito museo dedicado a las tortugas, bañarnos en una inmensa playa (aún más) desierta y visitar el pueblo que según el autor de nuestra guía favorita es un ejemplo de ecoturismo. La verdad es que esta vez le damos la razón, al menos en lo de "eco", pero turismo muy poco (afortunadamante), pero cuando llegó la hora de comer no sabíamos dónde ir. Teníamos un hambre voraz después de la aventura y el guía nos había dejado abandonados en la playa (luego descubrimos que se había ido a Campo, casi a Guinea, a ver a su novia), así que nos metimos en una casa, nos sentamos en el salón y una chica muy amable nos sacó unas cervezas de un arcón (que nada tiene que envidiar al de Silviña) y nos preparó unas tortillas de chuparse los dedos.

La Roca de la Tortuga
El museo. Su equipo trabaja en la preservación de las tortugas marinas
Existen 8 especies, de las cuales 5 vienen a poner sus huevos en las playas de Ebodjé
La Roca del Lobo y si te fijas bien una tortuga sacando la cabeza

Menuda experiencia para los tres aventureros, que tras un pequeño incidente con la rueda de la moto de Vanessa, tuvieron que volver juntos en una sola moto. Llegaron al hotel al anochecer teñidos de rojo del polvo de la pista, con el culo destrozado y muy felices.

¡Qué intensidad de día!

PD. Si algún aventurero se decide a venir en noviembre-diciembre, que se traiga casco de moto porque volveremos a Ebodjé durante la temporada en la que las tortugas llegan a la playa a poner los huevos.