martes, 30 de agosto de 2011

Yo tenía una granja en África...


En agosto si no vas a la playa al menos tienes que ir al pueblo. Como Arbancón y Auñón nos pillan un poco lejos, aceptamos la invitación de Hortense para conocer su village, Bayangam, y descubrir por fin de dónde salen los cacahuetes.

La casa está en medio de la nada, pero se puede llegar hasta la puerta en coche

Salimos el sábado tras tres horas de espera para completar el autobús que nos llevaría al oeste. A parte de los 70 asientos oficiales, faltaban los que viajaron en el pasillo y el porte de un transformador (que muchos pensaban que era una bomba) encajado en el hueco de la escalerilla trasera del autobús. El viaje, previsto para cuatro horas, duró finalmente cerca de seis, con pequeña avería incluida. Finalmente llegamos a Bayangam y conocimos al resto de la familia de Hortense.

Hortense y sus dos hijas
El mes de agosto está siendo fresco y en el oeste más aún. Así que nuestra pequeña estancia en el pueblo nos refrescó en todos los sentidos y nos sirvió para desconectar. La casa de la familia está muy bien preparada para la vida moderna, faltan los acabados, pero no la tele ni el DVD (donde nos hartamos de ver capítulos de Marimar, telenovela protagonizada por Thalía, doblada al francés, muy de moda en Camerún). Lo importante es tener las paredes, el tejado y las puertas, el resto puede esperar. De aquí a unos años pondrán el suelo y el techo y quedará una casita de lujo. 


El domingo estábamos preparados para trabajar en el campo. Tras ir a buscar más de 200 litros de agua y desayunar, nos pusimos manos a la obra con los cacahuetes. Nos explicaron la técnica y con los hijos estuvimos descubriendo los secretos de los arachides. 


Por la tarde fuimos a una celebración familiar, otra más para añadir a nuestra lista. En este caso, concedían al primo el honor (y también la responsabilidad) de sentarse en su silla. Esto significa que ya es un hombre hecho y derecho y que puede mantener a su familia (cercana y lejana). La ceremonia se celebró en la casa de un notable del pueblo, pero llegamos un poco tarde, todo había pasado y sólo pudimos asistir a la comida de celebración.

Las cazuelas en la casa del notable
Aquí queda constancia de nuestra aventura en Bayangam a la espera de la recolección del año que viene. De momento Hortense pasará algún tiempo en España, se va a estudiar a Salamanca, así que nuestro próximo encuentro será en la capital charra.

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