viernes, 10 de febrero de 2012

Viaje al Extremo norte: sin ruta ni guía

Día 7. Viernes 18 de noviembre de 2011: montes de MOKOLO

Día de descanso, en teoría. Hoy, sin un plan determinado, nos hemos levantado tarde (a las 8h) y hemos aprovechado para poner en orden nuestras cosas (es decir, hacer la colada y actualizar el cuaderno). Después de desayunar, nos hemos aventurado a hacer una excursión a pie hasta Ziver, un pueblo que según la guía de Joan Riera estaba a 2 horas andando de Mokolo...

comenzando la ruta hacia Ziver
 
Todo el mundo nos decía que Ziver quedaba muy lejos, pero nos aprovisionamos de agua y sardinas y empezamos a caminar, nosotros solos, sin guía, preguntando a los transeúntes que nos íbamos encontrando por el camino (que fueron disminuyendo a medida que avanzábamos por los montes). Nos indicaban el camino y nos miraban incrédulos cuando les decíamos que pretendíamos volver en el día a Mokolo. Continuamos por las montañas dando un paseo muy agradable, buscando las sombras y aprovechando para fotografiar los poblados mafa.

poblados mafa en los montes Mandara

Después de 2 horas caminando, llegamos a un pueblo grande y con electricidad que pensamos que obviamente era Ziver, pero nada más lejos de la realidad, los jóvenes del lugar nos dijeron que aún faltaban 6 horas y 2 montañas para llegar ¡maldito Joan Riera! Menos mal que llevábamos provisiones y pudimos comer a la sombra de un árbol y coger fuerzas para subir al menos una de las montañas para ver una preciosa vista de los montes Mandara. 

caminante, no hay camino
uno de los pueblos que fuimos cruzando

Al paisaje increíble de las montañas hay que añadirle una presa que nos sorprendió porque no aparecía descrita en ninguna guía. Quizás porque es artificial o quizás porque ninguno de los escritores de las guías había pasado por allí. Pero realmente es un lugar precioso que completa con un azul intenso el verde y amarillo de las montañas.


El tranquilo paseo al final resultó ser una auténtica caminata de montaña. Volvimos  agotados, pero muy contentos de este día sin más medio de transporte que nuestras piernas. 

los amables lugareños impidieron que nos perdiésemos por los montes

Una cerveza viendo la puesta de sol y una buena ducha y ya estamos listos para pasar a la siguiente etapa. Mañana dejamos Mokolo. 


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