Álvaro Ortiz, más conocido como "el Artista", no vino sólo a comprobar cuánto se sufre en el montaje de una exposición en un país africano, sino también a participar en un encuentro de dibujantes de cómic (reunión de frikis), que organizamos en el Centro Cultural Español, y a impartir unos talleres para niños en la biblioteca Les Lucioles, en Oyom Abang, y en el colegio Jesús-María de Simbock.
Por el día, los dibujantes cameruneses son como todos, hablan de mangas y superhéroes americanos, pero por la noche se transforman, se ponen a comer pinchitos de tripas y empiezan a hablar de tótems y reencarnación. Aunque quizá lo que más le sorprendió a Álvaro fue que todos tuviesen al menos un hijo.
La experiencia con los niños fue muy divertida, pero agotadora. Gritamos, en francés y en español, nos enfadamos, nos volvieron locos, pero nos reímos mucho.
En el fondo, no son tan cabrones como quieren aparentar. Y nosotros tampoco...
PD. Más información en el Heraldo de Aragón.
Por el día, los dibujantes cameruneses son como todos, hablan de mangas y superhéroes americanos, pero por la noche se transforman, se ponen a comer pinchitos de tripas y empiezan a hablar de tótems y reencarnación. Aunque quizá lo que más le sorprendió a Álvaro fue que todos tuviesen al menos un hijo.
La experiencia con los niños fue muy divertida, pero agotadora. Gritamos, en francés y en español, nos enfadamos, nos volvieron locos, pero nos reímos mucho.
En el fondo, no son tan cabrones como quieren aparentar. Y nosotros tampoco...
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