domingo, 27 de junio de 2010

Los viajes con Álvaro

Álvaro nos dejó un comentario previo a su viaje en el que decía que estaba dispuesto a todo lo que le ofreciésemos. Así que en su único fin de semana en Camerún le preparamos unas cuantas actividades. El plan fue: sábado en el centro de recuperación y protección de primates de Mefou y el domingo paseo en canoas por el río Nyong.


En la reserva de Mefou los animales no están en libertad, pero el ambiente y los espacios no son los de un zoo habitual. Aprovechamos para pasear por la selva, ver chimpances, gorilas, monos, monicos y monetes. 


El paseo nos permitió además conocer la situación de los primates en Camerún y la labor de los voluntarios. El objetivo principal de la organización es recuperar a todos los primates que son sacados de su medio natural para, aunque esté prohibido, seguir siendo parte de la dieta camerunesa y atracción en los mercados.



Lo del domingo fue una excursión en toda regla. Lo mejor fue la compañía que llevamos, tan rara y diferente que es mejor describirlos:

  • Coque y Vanessa; autores del blog y residentes en Camerún
  • Isabel; vecina y madrileña por el mundo
  • Ana Velasco; profesora universataria experta en civilización romana
  • Eva; voluntaria en el colegio, jugadora de baloncesto y bailaora jerezana
  • Tim; londinense, corredor de maratón y profesor de inglés por unas semanas
  • Álvaro; artista maño y protagonista de las últimas entradas del blog
Iniciamos el viaje en Mvan, la zona de donde sale la mayoría de los autobuses de Yaundé. Ya es raro ver a algún blanco perdido por allí, pero un grupo de siete es una gran novedad o al menos esa es la sensación que nos llevamos. Salimos hacia Mbalmayo. Era nuestra segunda visita a esta ciudad y no será la última. Allí los siete cogimos un único taxi que nos llevase a nuestro destino, el centro turístico de Ebogo, a dar un paseo por el río Nyong en pirogue. 


Siempre decimos que nos sorprendemos de los sitios que conocemos y de verdad que no mentimos. La sensación de iniciar el viaje por ese inmenso río y con la selva tan cerca fue increíble. Con la única compañía del sonido de los pájaros y de los remos en el agua, dimos nuestro paseo en busca del árbol más grande del mundo.



Tras la comida, emprendimos el camino a casa. El taxista cumplió su palabra y vino a recogernos, nos montó a los 7 otra vez en su caja de cerillas y nos llevó sanos y salvos a Mbalmayo. Otra experiencia surrealista a unir a todas las que llevamos. (Aquí dejo el link del facebook de Vanessa para quien no lo haya visto todavía. Ha sido imposible colgarlo en youtube).


Momento del encuentro con nuestro amigo taxista
tras una pequeña caminata por la pista

3 comentarios:

  1. Tremendo. ¿Y el árbol más grande del mundo? ¿Lo vistéis o qué?

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  2. ahora me daba otro paseo en canoa por allí!!!

    saludos!!!

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  3. Já incluí o passeio como roteiro de uma próxima viagem.

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