El verano de 2009 no teníamos ni idea de cómo sería nuestra vida en Camerún, dado nuestro desconocimiento absoluto de África. No podíamos ni imaginarnos cómo iba a ser nuestro día a día en Yaundé: cómo sería la casa, qué medios de transporte podríamos usar o si habría supermercados.
Al llegar aquí pensamos que todo era muy diferente y que nos costaría adaptarnos a esta nueva realidad, pero no era verdad. Es cierto que Yaundé no es una ciudad parecida a ninguna europea, casi sin edificios altos, sin centro histórico, con pocas calles asfaltadas, y sin aceras las calles que sí tienen asfalto, pero, aún así, tenemos la suerte de poder permitirnos algunos "lujos de blancos" y hacer que nuestra vida cotidiana se parezca bastante a la española.
Vivimos en un apartamento normal, de ladrillos y no de barro, con baño, ducha, nevera, lavadora e internet. No tenemos ni bici ni coche, hemos vuelto a la bombona de gas y a calentar la leche en el cacito, tenemos que pelar los tomates y dormir con mosquitera, pero son mínimas molestias que incluso tienen su encanto.
Lo único que de verdad altera nuestro día a día son los cortes de agua y luz. Las noches de tormenta o los días que la empresa eléctrica tiene averías (que son bastantes) nos quedamos sin luz algunas horas. Por ello siempre tenemos que tener linternas y velas a mano y la batería del ordenador cargada para al menos poder ver algún capítulo de la serie del momento (ahora es Deadwood), esperando que el corte no dure mucho para que no se descongele el congelador y nos derrita los hielos de agua embotellada (Tangui).
Para soportar los cortes de agua, nuestra arma es un depósito casero compuesto por 60 botellas de agua del grifo, que nos permite tener al menos para el lavado del gato. Un gran clásico de las mañanas: ¡la ducha con botella!
Al llegar aquí pensamos que todo era muy diferente y que nos costaría adaptarnos a esta nueva realidad, pero no era verdad. Es cierto que Yaundé no es una ciudad parecida a ninguna europea, casi sin edificios altos, sin centro histórico, con pocas calles asfaltadas, y sin aceras las calles que sí tienen asfalto, pero, aún así, tenemos la suerte de poder permitirnos algunos "lujos de blancos" y hacer que nuestra vida cotidiana se parezca bastante a la española.
Un cocido bastante aparente, ¿no? |
Lo único que de verdad altera nuestro día a día son los cortes de agua y luz. Las noches de tormenta o los días que la empresa eléctrica tiene averías (que son bastantes) nos quedamos sin luz algunas horas. Por ello siempre tenemos que tener linternas y velas a mano y la batería del ordenador cargada para al menos poder ver algún capítulo de la serie del momento (ahora es Deadwood), esperando que el corte no dure mucho para que no se descongele el congelador y nos derrita los hielos de agua embotellada (Tangui).
Para soportar los cortes de agua, nuestra arma es un depósito casero compuesto por 60 botellas de agua del grifo, que nos permite tener al menos para el lavado del gato. Un gran clásico de las mañanas: ¡la ducha con botella!
Primo, recuerda el duro entrenamiento que tuviste en el Paseo de La Florida 45(gas, ducha con bote, averías...)
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