sábado, 30 de abril de 2011

Semana santa en familia. 2º parte


Destino Cataratas de Ekom Nkam: Superados los dos primeros días de viaje y tras despedirnos de las Sisters que tan bien nos habían tratado, nos dispusimos a continuar la aventura. Pero resultó que la rueda derecha trasera del coche había dicho ¡basta! durante la noche. Menos mal que Vicente (amigo) además de buen conductor es un buen mecánico y la cambió en un periquete (y después calentó el motor porque decía que había hecho mucho frío por la noche... ¿frío? bueno, dormimos con manta, pero vamos, que por la mañana no había ni rastro de escarcha).

Solucionados los problemas técnicos, salimos rumbo a Dschang. Un recorrido tranquilo viendo algunas chefferies desde el coche y degustando las primeras mazorcas de maiz del año.


En Dschang repostamos y seguimos por la carretera que desciende la falaise desde las montañas hasta el mar por unas quebadras de cafetales.


En poco más de una hora estábamos en la pista que conduce a las chutes de Ekom Nkam, unas cataratas increíbles con una caída de 80 metros. Son muy conocidas porque allí se rodó la película Greystoke: la leyenda de Tarzán.


El entorno es espectacular, y más debe de serlo en la época de lluvias, pero gracias a que el caudal del río no es abundante conseguimos llegar prácticamente hasta debajo de las cataratas. Eso sí por un caminillo entre la vegetación, empinado, resbaladizo y lleno de pachute.


Tras esta fantástica visita fuimos directos a pasar la noche a uno de los pocos hotelitos "con encanto" de Camerún (según cuenta en su guía Joan Riera): el Villa Luciole, a los pies del monte Manengouba. Quizás haya desmejorado desde la visita del antropólogo catalán, pero sigue siendo muy recomendable por su localización (aislado en medio de la montañas).Si bien, este "oasis para blancos" con cena francesa no nos conveció mucho.


Destino Kribi: Al día siguiente teníamos como objetivo llegar a Kribi tras el paso siempre caótico por Duala. La carretera que une Nkongsamba (ciudad de transición entre la fresca región del oeste y el húmedo litoral) con Duala permite ver algunas de las plantanciones más grandes de Camerún, tanto de plátanos como de papayas. Atravesar Duala no fue, esta vez, largo ni cansado y disfrutamos viendo otra parte del país: la zona industrial.


 Poco después llegamos a Edea, ciudad de paso que destaca por su imponente puente colonial alemán y por sus bocadillos de salchichón. Un rato más tarde, llegamos a Kribi donde una representación de la colonia española de Yaundé nos esperaba, incluída Cristina, una de nuestras más fieles seguidoras, de vuelta a Camerún por algunas semanas.


A la mañana siguiente, disfrutamos del recorrido típico por Kribi: largo paseo por la playa hasta las cascadas de la Lobé y gambas en el chiringuito. Esta vez pudimos incluso tirarnos y bañarnos en las propias chutes, pues al ser el final de la época seca el río no venía con mucha agua. Siempre es agradable aprovechar la escapada para relajarse, bañarse y degustar les crevettes de Kribi.


Destino Yaundé: Con el estómago lleno y sin muchas ganas de abandonar Kribi, pusimos rumbo a Yaundé. Nos aguardaba una última sorpresa. Al anochecer nos pilló una tormenta de las bien llamadas tropicales, o más bien torrenciales. Esto significa conducir sin apenas visibilidad a 20 km/h por una de las carreteras más peligrosas de África central, con coches sin luces, camiones cargados hasta los topes y conductores sin sentido común. Un regalo para el último trayecto del viaje. Pero conseguimos llegar sanos y salvos a casa.

Ejemplo de transporte camerunés
El sábado, último día en Camerún de los viajeros, lo dedicamos a descubrir Yaundé. Como colofón cenamos con la colonia italo-española en uno de los muchos cabarets, para que así el músico pudiese escuchar a un grupo camerunés en directo.


Una gran semana en familia conociendo Camerún: el mejor plan de semana santa. Quien se quiera apuntar ya sabe lo que le espera si se atreve a hacernos una visita. 
¡Esperamos a los siguientes!

lunes, 25 de abril de 2011

Semana Santa en familia

Las visitas son siempre agradables, sobre todo si se reciben en Camerún. Después de mucho esperar, al final Alicia y Ernesto aparecieron en el aeropuerto de Yaundé. Por delante nos esperaban 8 días para conocer una pequeña parte de esta África en miniatura. La agencia coqueyvane.com había planeado un viaje por el noroeste del país, la ruta estaba clara... 

Yaundé
Bamenda
Dschang
Cataratas Ekom Nkam
Duala
Edea
Kribi
Yaundé
... pero no las sorpresas que nos esperaban por el camino. 

Destino Bamenda: Salimos el lunes de Yaundé rumbo a Bamenda. Eran seis horas de trayecto con nuestro chófer habitual, Vincent. Pero a medio camino, tras pasar Banganté, nos sorprendió el primer contratiempo: se rompió el radiador del coche. En ese momento se nos pasó de todo por la cabeza, ¿cuánto tiempo íbamos a vamos a pasar allí? ¿sería capaz Vincent de arreglarlo? En menos de una hora cogió una moto para ir al pueblo más cercano, compró uno nuevo y lo trajo con mecánico incluido, que lo cambió en cinco minutos. Nosotros aprovechamos la parada para comernos unos bocadillos y charlar con un vecino de la zona.

Momento de la llegada del nuevo radiador
Zona Picnic
Lectura para la espera
Antes de anochecer llegamos a Bamenda sin más sobresaltos, donde nos esperaban las Hermanas Calasancias.


Destino Bafut: El martes fue el día más tranquilo del viaje. Decidimos descansar de los kilómetros del día anterior y fuimos a visitar Bafut, un pueblo cercano a Bamenda con una historia que se remonta al siglo XVI y de la que queda la construcción más antigua de África Central, el palacio del Fon. Visitamos el museo y una parte del palacio, pero una intensa lluvia nos impidió conocer más a fondo el lugar. 



El resto del día lo pasamos en Bamenda, conociendo la capital de la zona anglófona de Camerún. Un paseo por el main market y por la calle comercial de la ciudad nos permitió darnos cuenta de que aquí los anglo-fous (anglo-locos) -como los llaman en Yaundé- no tienen nada de descerebrados, más bien al contrario, son amables y ordenados. Además encontramos una tienda de artesanía muy bien puesta donde compramos algunas piezas de cerámica para completar nuestro ajuar y nos tomamos un capuccino (y esto son palabras mayores en Camerún) en una cafetería que nada tiene que envidiar a las de la Gran Vía.

Moto-taxis de Bamenda
Descubriendo el main market
A la mañana siguiente, Marta, Mari y Clara nos enseñaron el colegio que tienen cerca de su casa con 180 niños de 2 a 4 años y el centro de formación para mujeres. Estas sisters trabajan a las afueras de Bamenda (Nkwen Futru, Mile 4) y es un gusto darse una vuelta por allí para ver sus proyectos, resultado de mucho esfuerzo.

Erne, Marta, Mari, Alicia y Coque en el patio del colegio
Colegio Infantil Faustino
Ernesto enseñando las horas

Otra atracción del lugar es el idioma. Sin previo aviso y sin frontera pasas del francés al inglés. Un inglés, eso sí, con un acento muy particular y bastante difícil de entender. Resulta muy divertido escuchar a una andaluza que ha aprendido inglés allí (como también es gracioso escuchar a la pareja de alcarreños hablar en francés de Yaundé).

Continuará...

domingo, 17 de abril de 2011

De excursión al zoo

Todavía nos quedan muchas cosas por hacer en Yaundé, una de ellas era ir al zoo de Mvog Betsi. Así que cuando Iván me comentó que el viernes iba ir con su profesor de francés, no me lo pensé dos veces, ya que ese día no tenía que ir al colegio. Los tres amigos juntos nos fuimos a pasar la mañana al zoo.


En principio era otra clase práctica de francés para Iván, tras las primeras que ha tenido por los mercados y los monumentos más importantes de Yaundé, una forma amena y diferente de ir aprendiendo francés. La visita comenzó, como siempre, con las negociaciones en la puerta por el precio de la entrada y de la cámara de fotos. Continuó con un recorrido por las instalaciones viendo las diferentes jaulas y los pobres animales, desde leones a cocodrilos y una multitud de monos. Además, había otra atracción oculta en mitad del recorrido, un pequeño museo de animales disecados con una avestruz como tesoro principal.

Iván con los babuinos
Coque y el profesor, Abraham, junto a los leones
Una nueva aventura en Yaundé, ciudad que nunca nos deja de sorprender.

miércoles, 13 de abril de 2011

Pequeños lujos

El verano de 2009 no teníamos ni idea de cómo sería nuestra vida en Camerún, dado nuestro desconocimiento absoluto de África. No podíamos ni imaginarnos cómo iba a ser nuestro día a día en Yaundé: cómo sería la casa, qué medios de transporte podríamos usar o si habría supermercados. 

Al llegar aquí pensamos que todo era muy diferente y que nos costaría adaptarnos a esta nueva realidad, pero no era verdad. Es cierto que Yaundé no es una ciudad parecida a ninguna europea, casi sin edificios altos, sin centro histórico, con pocas calles asfaltadas, y sin aceras las calles que sí tienen asfalto, pero, aún así, tenemos la suerte de poder permitirnos algunos "lujos de blancos" y hacer que nuestra vida cotidiana se parezca bastante a la española. 

cocido en Camerún
Un cocido bastante aparente, ¿no?
Vivimos en un apartamento normal, de ladrillos y no de barro, con baño, ducha, nevera, lavadora e internet. No tenemos ni bici ni coche, hemos vuelto a la bombona de gas y a calentar la leche en el cacito, tenemos que pelar los tomates y dormir con mosquitera, pero son mínimas molestias que incluso tienen su encanto.

Lo único que de verdad altera nuestro día a día son los cortes de agua y luz. Las noches de tormenta o los días que la empresa eléctrica tiene averías (que son bastantes) nos quedamos sin luz algunas horas. Por ello siempre tenemos que tener linternas y velas a mano y la batería del ordenador cargada para al menos poder ver algún capítulo de la serie del momento (ahora es Deadwood), esperando que el corte no dure mucho para que no se descongele el congelador y nos derrita los hielos de agua embotellada (Tangui).

Para soportar los cortes de agua, nuestra arma es un depósito casero compuesto por 60 botellas de agua del grifo, que nos permite tener al menos para el lavado del gato. Un gran clásico de las mañanas: ¡la ducha con botella!

martes, 5 de abril de 2011

Flamenca chic

La semana cultural vuelve a nuestras vidas (y a las vuestras, porque como la anterior dará mucho que hablar). Este año promete ser la más catastrófica de sus 14 ediciones (por cierto, intenté que cambiasen y pusiesen el 14 en lugar del XIV que nadie sabe interpretar en Camerún, pero volví a toparme con el muro de "siempre se ha hecho así"). Pero esa es otra historia.

Este año se nos ocurrió la brillante idea de convocar un concurso para el diseño del cartel de la Semana y no me preguntéis por qué el ganador fue éste:

Cartel ganador del concurso

No quedó ahí la cosa, pues después nos vimos en el aprieto de tener que utilizar dicho diseño para las camisetas. Por más vueltas que le dimos no encontramos la manera de convertir la bailaora en una atractiva imagen para el merchandising. Fue entonces caundo entró en escena un tal Elías Santos. Buscando inspiración en internet encontramos un dibujo suyo que nos gustó y le escribimos para pedirle los derechos de la imagen. Ya estaba vendida, pero se ofreció a diseñarnos una flamenca para nosotros en un tiempo récord, salvándonos así la vida.


Mantenemos el topicazo (que parece que aquí gusta), pero con estilo. Gracias Elías, te debemos una.