Mi amigo de N'koleton

La compra es siempre complicada y más aún cuando no conoces los precios ni la forma de comprar. Aquí en los supermercados de barrio normalmente no hay ni fruta ni verdura y tienes que ir a los puestos del mercado. Ya el primer día surge el problema: ¿Cuáles son los precios? o ¿cómo pides las cosas si ni siquiera sabes los nombres de las verduras en francés?

Lo más sorprendente es que no puedes pedir un kilo, porque no existe. Las medidas que aquí se utilizan son los montones (“tas” en francés), que pueden ser pequeños (de 3 ó 4 piezas) o grandes (de hasta 10 tomates formando una pirámide perfecta). Su precio varía desde 100 a 500 CFA (por lo menos ese es el precio que me dicen a mí, que soy blanco). Esto mismo pasa con las naranjas, las patatas e incluso con el carbón que usan para cocinar. Así que el primer día empiezan a preguntarte cuánto quieres de tomates o de judías y tú sin saber qué decir porque no hablas bien francés y no ves los precios ni la báscula por ninguna parte. Al final, sin darte cuenta, acabas con una bolsa llena de verduras y no sabes cuánto llevas ni cuánto has pagado por ello. Pero, poco a poco vas aprendiendo, preguntas los precios en otros puestos, escuchas lo que les cobran a los demás y te vas haciendo una idea.

A pesar de todo es divertido ir al mercado. Yo de momento voy siempre al mismo puesto, ya que el tendero me ayuda con el francés, hablamos de Eto’o y por qué se fue/lo echaron del Barça y además ya me hace precio de amigo y “petits cadeaux”.

Así que de momento seguiré comprando en el mercado de N’koleton, en la calle Marcus Etoundi, que es donde se mueve la gente de mi barrio, de “mon quartier”.