4 meses

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...ha habido de todo...

...sobre todo, buenos momentos. ¡gracias!

Continuará... 

Segundo Viaje: El lejano Oeste (2ª parte)

Un desayuno al sol y un bañito en la piscina a primera hora de la mañana nos repusieron del cansancio del día anterior y nos prepararon para la siguiente etapa del viaje: las cataratas de Mamy Wata (ya explicaremos en otra entrada qué es una mamy wata). Según la guía, dichas cataratas no son tan espectaculares como las de Ekom (donde se rodó la película: Greystoke, la leyenda de Tarzán) pero nos pillaban de paso… o eso creíamos…

cataratas de Mamy Wata

Teóricamente no estaban lejos de Dschang, tan solo a 19 km por la carretera de Fongo-Tongo. Tras pasar un buen rato perdidos, dando vueltas por Dschang, conseguimos llegar a la pista que nos llevaría a las cataratas. En la época de lluvias es complicado llegar a cualquier sitio a causa del barrizal y en la seca no es mucho más fácil porque el polvo no te deja respirar, se te impregna en la ropa, en el pelo, en las pestañas y en todo lo que encuentra. De esa guisa llegamos a las cascadas. Cuando piensas en unas cataratas en Camerún crees que estarán en medio de la selva y que será difícil acceder a ellas. En este caso, lo tienen preparado para el turista: un guía que cobra la entrada y cuenta la historia, un pequeño mirador para verlas desde arriba y un caminito para bajar sin esfuerzos. Aun así, es espectacular descubrirlas en medio de tanta vegetación y poder bañarse debajo de ellas. 

Chefferie de Bandjoun

Terminó así nuestra etapa aventurera y comenzó el merecido descanso. El domingo por la noche llegamos a Bandjoun a casa de Pablo, un español que trabaja para una multinacional de conservas de verduras. Allí pasamos un par de días disfrutando de todo lo que nos ofrecía el pueblo: una de las Chefferies más importantes del Oeste, los entresijos de la fábrica de conservas y, sobre todo, unas agradables cenas con amigos, judías verdes extrafinas con cebolleta y lazo de puerro y helado casero.

toda la delegación española en el Oeste

A la delegación española por el Oeste se unieron el último día el cónsul y su mujer; mejor dicho, Gonzalo y María.

Otro blog

Hacía tiempo que escribí que habíamos jugado un partido en las jornadas de amistad Europa - Camerún. Aprovechando que Cristina tiene un blog y que ella ya ha comentado el encuentro futbolístico, os dejo el link de su blog (además así se aprende catalán).

Por cierto, espero que todo les vaya bien a Cristina y Albert en su regreso a Barna.

¡¡Gracias por la cafetera!!

Segundo Viaje: El lejano Oeste (1ª parte)

Este segundo viaje nos llevó al Oeste de Camerún. La zona es preciosa y por fin salimos de Yaundé. Las últimas semanas aquí estaban siendo agotadoras, sobre todo por el calor. Con la salida ganamos un poco en tranquilidad y disfrutamos mucho. La primera parte del viaje se centró en Nkongsamba, los lagos del monte Manengouba y Dschang.

Salimos el viernes preparados para el viaje de 5 horas hasta Nkongsamba, los 5 intrépidos (Isabel, Ana, Dene y nosotros dos) en dos taxis de confianza, el de Vincent y el de su amigo Guy. Cualquier trayecto fuera de las ciudades es espectacular pero en este caso nos impactó. Primero el inmenso río Sanaga y su valle, después las montañas de Bafang y, por fin, Melong y Nkongsamba. Llegamos sin idea fija de nuestro alojamiento nocturno pero gracias a Vincent lo encontramos. La noche la pasamos en un orfanato en el que ayuda una ONG española (África Digna). Las encargadas del centro nos recibieron con los brazos abiertos y los niños con una canción durante su cena. 

 

subiendo al monte Manengouba desde Nkongsamba

La mañana siguiente era la etapa principal del viaje, la excursión a los lagos del Manengouba. Fue un trayecto de casi 5 horas para llegar a los lagos, subiendo el monte, descendiendo por valles, plantaciones de café y bosques tropicales. Cruzamos ríos, pueblos perdidos en las montañas e incluso nos cruzamos con rebaños de cebús salvajes.

un rebaño de cebús

La verdad es que fue duro y en algunos momentos pensamos que no llegaríamos. Pero al final cuando más cansados estábamos un viento nos dio la bienvenida al cráter en el que están los dos lagos gemelos: la hembra, de color verde, y el macho, de color azul. La sensación fue increíble, cansados, hambrientos y un poco enfadados con los guías llegamos a los lagos.

uno de los lagos gemelos

el otro lago

Justo en ese momento descubrimos que estaba preparado para los turistas. Unas casitas, el chef de los lagos para cobrar por mirar y una pista bastante aceptable para los coches. Además, allí nos encontramos con mucha gente, con un todoterreno y una moto. Al otro lado del cráter está Banguem, un pueblecito a tan sólo 3 horas de los lagos andando y poco más de 30 minutos en 4x4. Este descubrimiento nos alegró bastante y decidimos que la bajada sería por ese lado para ahorrarnos otras 5 horas y llegar a Nkongsamba de noche. Nuestros guías no estaban muy convencidos pero finalmente bajamos y en tan sólo 2 horas llegamos a Banguem. Lo malo fue que hasta allí sólo se puede llegar en 4x4 o en moto y nuestros taxistas no podían venir a recogernos. Así que decidimos coger unas motos e ir hasta Melong, a 33 km y más de media hora de trayecto en moto. A algunos nos encantó la aventura, a otros no tanto, pero por fin conseguimos salir de la montaña, llenos de polvo rojo, cansadísimos y quemados por el sol.

Tras despedirnos de los guías, seguimos nuestro viaje a Dschang para pasar la noche en el Centro Climático. Después de la aventura nos merecíamos un descanso en este complejo más parecido a Suiza que a Camerún. 

Diciembre

Ya estamos en diciembre, ¡quién nos lo diría! Estos meses han pasado rápido pero no parece que ya estemos a punto de volver. Tan sólo quedan tres semanas pero todavía muchas cosas por hacer en Yaundé y en Camerún. Ahora el clima es muy raro, hace mucho calor aunque apenas salga el sol. Casi siempre el cielo está cubierto con una cierta neblina que aumenta la sensación de calor y agobio.

Este perpetuo verano no ayuda a hacerse a la idea de que el frío ha llegado a la Península y menos aún de que cuando lleguemos será navidad. En pantalón corto es complicado pensar en las fiestas navideñas. Aunque aquí también se están preparando y muchas cosas así lo indican, como los adornos en las tiendas o los pequeños hurtos para comprar los regalos. (Por cierto, si alguien tiene algún capricho africano que lo escriba en comentarios, a ver si así escribís algo, ¡leñe!). También se ha incrementado el número de policías en las calles, teóricamente para garantizar la seguridad ciudadana y evitar esos robos, pero entre nosotros siempre hacemos la misma broma: “A mí, con esas metralletas, me dan más miedo que otra cosa”.

La Navidad ha llegado incluso a nuestra página de conexión a internet y ya está preparada para la ocasión (atención al parecido de la mascota con Obama). 

Luces de Navidad

Sobrevolar el Sáhara ha sido la sensación más extraordinaria de toda la aventura africana. Quizás por los nervios del viaje o quizás porque fue el momento en que realmente nos dimos cuenta de que el avión esta vez no aterrizaría en Marruecos, sino que continuaría bajando hasta un lugar del que no sabíamos absolutamente nada. Dentro de tres semanas volveremos a sobrevolar el desierto, esta vez en dirección contraria y de noche. Lo viviremos con otros nervios, los de volver a casa con miedo al frío y con ganas de abrazaros. Esta vez no podremos disfrutar de los kilómetros infinitos de arena, no veremos nada.

¡Qué diferente es la noche africana de la noche europea!

Pasaremos de la oscuridad más absoluta a las miles de luces de Navidad que iluminan Madrid.

Durante la semana

Hay que aclarar que la vida en Yaunde (leído "Yaúnde") no es tan exótica como pensáis. Al principio todo nos llamaba la atención, pero ya nos vamos acostumbrando incluso a las cosas más asombrosas. 

Esta última semana no ha sido muy fructífera en cuanto a anécdotas se refiere. Desde la grabación del videoclip (que todavía está en fase de montaje) apenas hemos hecho nada reseñable. El viernes llegó rápido con la rutina semanal de trabajo, una en la embajada y otro desde casa y en la casa, las clases de francés, las cervezas en el Búnker (bar de moda en rond point Nlongkak), las cenas con la tribu catalana y los capítulos de Mad Men. 

Al menos Vanessa ha tenido un finde bastante relajante con masajes el viernes y día de piscina el sábado. El domingo tuvimos la fiesta de cumpleaños de Amparo, con una comida en el campo preparada por Sergio (un amigo angoleño que bien merece una entrada completa en el blog explicando su vida). 

Todo esto no ha dado para mucho y a medida que avanzamos vemos que es complicado escribir casi a diario sobre nuestra vida. Es difícil encontrar temas, tiempo y fotos (sobre todo desde que el cargador de la cámara se perdió en la jungla) para mantener la atención de nuestros seguidores. Pero no os preocupéis, nos debemos a nuestra audiencia y seguiremos aprovechando cualquier oportunidad para salir, disfrutar y después contarlo en el blog.

Hoy por ejemplo tengo la visita a Higuita para ver el partido Barça-Inter.

Con la música a otra parte

Los domingos en Yaundé nunca son aburridos. En esta ocasión no fue un partido de fútbol sino el rodaje del nuevo videoclip de Avaghys, el grupo de moda en Camerún. Como ya sabéis somos fans de todos los grupos que surgen a nuestro alrededor (Los Marcelos, Orleans o Pop Robinson) y aquí en Yaundé hemos vuelto a caer, a pesar de que no ha sido fácil aprenderse las canciones en etong (una de las 250 lenguas del país).

 

La cita era el domingo a las 10:00 en casa de Nieves. Nos tomamos la mañana con tranquilidad y llegamos como marca el rito camerunés, una hora más tarde. Sin darnos cuenta nos encontramos en medio de un auténtico plató de rodaje, bajo las órdenes del músico y del director del vídeo. Las primeras escenas fueron unos simples saludos y sonrisas a la cámara, pero la cosa se fue animando y terminamos vestidos como mamás africanas con el kaba ngondo, bailando, tocando la batería y la guitarra y disfrutando de lo lindo.

Próximamente nos podréis ver en todas las cadenas de televisión camerunesas o en el canal de youtube de Avaghys.

La Crónica

Nota: Esta entrada es un poco antigua pero a Vanessa le gustó especialmente. Por cierto, tras el intenso fin de semana prometemos noticias del partido que enfrentó a la Unión Europea contra Camerún, del partido que clasificó a los Leones para el mundial  de Sudáfrica 2010 y del rodaje de un videoclip de nuestro amigo Ghislain (http://www.myspace.com/avaghys). No hay que perderse las próximas entradas del blog.

Yo no estuve en el campo pero también viví el Atleti-R.Madrid en directo, en un bar debajo de casa a través de la cadena SuperSport. La hora del partido (22:00) aquí es bastante tarde y no había mucha gente viéndolo. En realidad, verlo tampoco es la palabra. Estaban en el bar bebiendo cervezas y whisky y charlando con unas cuantas mujeres y con el camarero, que vestía una camiseta de la Naranja Mecánica. Ya es la segunda vez que bajo a ver un partido y tengo algunos conocidos. Los dos más importantes son un señor enorme que me invitó el otro día a una mazorca de maíz y a un plátano (que es lo toman con la cerveza) y otro tipo conocido entre sus amigos como Higuita. 

Higuita conocía bastante bien a todos los jugadores del Madrid (excepto a Garay) y se alegró bastante con el gol de Marcelo (pronunciado en italiano). Con el 0-3 los personajes se centraron más en las bromas entre ellos y en ciertos comentarios a las mujeres que continuaban bebiendo whisky y aumentando su borrachera. Justo con el 1-3, una de ellas preguntó de dónde era "le blanc" (el blanco), que si era de Marruecos o de Egipto (no es la primera persona que lo comenta) y cuando le dije que era español su interés en mí aumentó. Menos mal que en ese momento salió Higuita en mi ayuda, diciendo que yo era el embajador de España (que me perdone Spiegelberg). Tras esto y el segundo gol del Atleti, se centró de nuevo la atención en la pantalla y se vio con expectación el final del partido. Nada más acabar, ya eran las 24:00, me marché a casa, que no son horas de estar en la calle y menos en esa compañía. De todas formas creo que tendré que ir allí a ver el Barça-Inter y retomar el contacto con Higuita.

Nota.2: De momento pongo esta foto, pero prometo obtener una instantánea de Higuita el próximo día. Para quien no lo sepa, Higuita es el portero que corre detrás de Roger Milla (estrella de Camerún en los '80 y '90) en el partido que eliminó a Colombia del Mundial de Italia '90.

Mi amigo de N'koleton

La compra es siempre complicada y más aún cuando no conoces los precios ni la forma de comprar. Aquí en los supermercados de barrio normalmente no hay ni fruta ni verdura y tienes que ir a los puestos del mercado. Ya el primer día surge el problema: ¿Cuáles son los precios? o ¿cómo pides las cosas si ni siquiera sabes los nombres de las verduras en francés?

Lo más sorprendente es que no puedes pedir un kilo, porque no existe. Las medidas que aquí se utilizan son los montones (“tas” en francés), que pueden ser pequeños (de 3 ó 4 piezas) o grandes (de hasta 10 tomates formando una pirámide perfecta). Su precio varía desde 100 a 500 CFA (por lo menos ese es el precio que me dicen a mí, que soy blanco). Esto mismo pasa con las naranjas, las patatas e incluso con el carbón que usan para cocinar. Así que el primer día empiezan a preguntarte cuánto quieres de tomates o de judías y tú sin saber qué decir porque no hablas bien francés y no ves los precios ni la báscula por ninguna parte. Al final, sin darte cuenta, acabas con una bolsa llena de verduras y no sabes cuánto llevas ni cuánto has pagado por ello. Pero, poco a poco vas aprendiendo, preguntas los precios en otros puestos, escuchas lo que les cobran a los demás y te vas haciendo una idea.

A pesar de todo es divertido ir al mercado. Yo de momento voy siempre al mismo puesto, ya que el tendero me ayuda con el francés, hablamos de Eto’o y por qué se fue/lo echaron del Barça y además ya me hace precio de amigo y “petits cadeaux”.

Así que de momento seguiré comprando en el mercado de N’koleton, en la calle Marcus Etoundi, que es donde se mueve la gente de mi barrio, de “mon quartier”. 

Chez nous!

Me costó un mes encontrar casa, otro mes que la arreglasen y otro mes amueblarla entre los dos. Ser fan de Ventdelplà y hablar un poco de catalán me sirvió para que Enginyeria Sense Fronteres me prestase una nevera, unos colchones y unas sábanas. Nieves nos dejó la cocina, la lavadora y los cubiertos. ¡¡muchísimas gracias!! Don Atien, el manitas, nos hizo la cama y compró el colchón. La casa empezó a tener pinta de casa, aunque seguía tan vacía que jugábamos al fútbol (con el balón de José Manuel) en el salón.

jugando al fútbol en el salón

Tuvimos que esperar más de dos semanas a que estuviesen listos los muebles de mimbre. Mientras tanto nos hicimos un sofá con los colchones y una mesa con la maleta dura.

Ha pasado casi un mes y medio y, después de numerosas búsquedas e incursiones en mercados, tiendas, supermercados y lugares varios, ya tenemos Internet, lámparas, almohadas, tendedero, mosquiteras, plancha, estanterías, barras y telas para las cortinas… Tenemos incluso unas tacitas de café, prestadas por Amparo, que de momento no podamos usar porque no tenemos cafetera, pero lucen mucho en la cocina.

rica ensalada de aguacate en nuestra maleta-mesa

¡por fin llegaron los muebles!

la cocina también empieza a tener cositas

Estas últimas tres semanas Isabel ha ocupado la habitación y el baño de invitados, pero ya ha encontrado casa (es nuestra vecina del segundo), así que dicho cuarto os está  esperando. En fin, poco a poco llenamos esta casa tan grande con nuestras cosas…

 

…petit a petit se convierte en nuestra casa.

Adaptación

Cuando decidimos mudarnos a Yaundé mi mayor preocupación era que Coque, sin oficio ni beneficio, no aguantase más de un mes en esta nueva ciudad. Pensaba que bastarían unas pocas semanas para que se subiese por las paredes y me dijese: “vámonos de aquí”. Ya ha pasado un mes y diez días desde que llegó y la preocupación ha desaparecido. Después de estar dos días enteros con él en casa, sin poder ir a trabajar a causa de un esguince que me tiene con la pata en alto, me he dado cuenta de lo bien que se ha adaptado a la vida camerunesa. Ha conseguido crearse una rutina independiente a la mía, y se ha convertido en el blanco más popular del barrio.

Hoy le he propuesto que se tomase la mañana libre, ya que yo no me puedo levantar de la cama, y se ha negado en rotundo. No ha cedido ni siquiera a mi mejor propuesta:“ver un capítulo de la 5ª temporada de The Wire”. “¡¡Con todas las cosas que tengo que hacer!!”, me ha dicho, y se ha marchado al mercado a hablar con su amigo del puesto de verduras y después al supermercado a descambiar una regleta defectuosa. Ahora está buscando información (recetas de Blanca Calvo) para preparar el club de lectura que va a proponer a la biblioteca del centro cultural español y esta tarde se irá con sus colegas al bar de enfrente a ver al Barça. 

¡Bien por Coque!

Primer Viaje

Es imposible desprenderse de algunas costumbres españolas, como la de quejarse cuando te ponen una caña sin tapa o la de aprovechar cualquier puente para escaparse de la ciudad. De ahí que fuese tan fácil ponernos los nueve de acuerdo y salir pitando el viernes de Yaundé, rumbo Kribi, el principal destino turístico de Camerún. Un lugar tranquilo con unas playas ví­rgenes increí­bles. El sitio perfecto para desconectar de la locura de la capital y comer en la playa gambas recién pescadas.

 ¡¡Qué bien sienta nadar en el mar en noviembre!!

Hemos pasado unos días muy divertidos, con sus aventuras e imprevistos, ¡claro! Si no, no sería Camerún. Pero volvimos a casa el lunes contentos del viaje, relajados y con las pilas recargadas, aunque también con una mochila menos (que se perdió en medio de la selva) y un esguince playero.

¡¡Menuda Fiesta!!

Aprovechando el cumpleaños de Vanessa celebramos una fiesta por todo lo alto como la ocasión merecía. Teníamos de todo: comida casera, bebida e invitados. La falta de mobiliario no fue un obstáculo y creo que la gente cenó bien y pasó una buena noche. 

La fiesta mejoró considerablemente con la aparición del juego de karaoke. Todos los invitados se atrevieron a cantar y espero que los vecinos no nos digan nada por los gritos y gallos que lanzamos hasta bien entrada la noche. Aquí dejo una muestra:

Yo soy aquel

Mediterráneo

Tengo el corazón contento

Mala vida

Domingo en Yaundé

Hoy está siendo un auténtico domingo de otoño, aunque aquí esas distinciones no existen. Desayunando tranquilamente con El País (de hace unas semanas pero aquí eso tampoco cuenta) y con café y bollería local. Luego un poco de fútbol, pero no en la televisión ni en el estadio, esta vez nos toca jugar a nosotros y además un Camerún-España. Tendremos que defender los colores nacionales y esperar que no corran mucho y no tiren a trallón.

Nota: Al final ganamos, eso sí con la ayuda de algunos cameruneses.